viernes, 22 de enero de 2010

Ay, verano verano!

Finalmente me digno a sentarme a escribir. El verano no me gusta, es así, me desgana completamente de todo.
Mi mente quiere hacer cosas, pero mi cuerpo no. Y me siento un ser inservible tirado abajo del ventilador.
Es por eso que me gusta mucho el otoño y el invierno, esos días de lluvia y frío en los que a la noche te ponés mil frazadas y te das el gusto de tomar una taza de café o chocolate caliente. En la que podés abrazar a tu enamorado sin traspirar ni una sola gota. En los que da gusto llegar a casa y tomarse una sopa instantánea calentita y con sabor a arvejas.

4 comentarios:

Pablo E. D'Alio dijo...

"clarita"...me copo eso.

Frukish dijo...

Wow, ¿Cómo se empieza a entrelazar todo verdad?

De todas formas, aunque coincido con tu pro sobre el invierno/otoño, no cambio al verano por nada, el desgano y el calor, y poder enfriarse con multiplicidad de recursos.

Siempre estás invitada a refrescarte a mi buenos aires querido con mi pileta de lona y mi guitarra desafinada, con un tereré de limón o mandarina y un vaso de soda con un sanguche de salame

Rafael N. R. dijo...

Mirá que acá mismo podemos romper toda relación internetera: ¿cómo es eso del verano y el calor? No, peor: ¡¿cómo es eso del otoño y el invierno?!
Bueno no voy a criticar mucho ni exponer las causas científicas, lógicas y matemáticas de por qué el verano la rompe y el invierno es para tortugas, y simplemente añadiré: ¡las arvejas son un asco! y ¡en invierno se transpira mucho más que en verano!
Ok, igual te perdono :D

Lipi dijo...

Si, estoy segura que la razón por la cual somos amigas es esta, compartimos este tipo de ideas sobre el clima! =D